*texto por Manuel RS
**imagen por Jerry Knies
El territorio que habita Oscar Mulero es oscuro y difícil de explicar con palabras. Su medio natural, el de la música que pincha y la que compone, está en la oscuridad a veces salpicada por ráfagas de color en una pista de baile. Llámese club, rave, festival, tenga más o menos luz, sea para 10 o 10.000, Mulero lleva más de veinte años inmerso en ese mundo de cuerpos y mentes, cuyo alcance se amplía con la escucha doméstica de sus discos.
El veterano DJ y productor afincado en Gijón continúa con la lenta pero imparable carrera que comenzó en el Madrid de los 90, en paralelo a la expansión del techno, estilo del que por estas tierras es su máximo representante. Aunque en este país no se le reconozca lo suficiente, casi todas las personas con menos de 40 años ha oído su nombre en alguna ocasión. A base de esfuerzo y pasión por la música ha recorrido toda la geografía española y europea, con los discos a cuestas como arma para conectar con el público y hacerles bailar, olvidándose de las exigencias del día a día y uniéndoles durante un rato. Mulero sigue resonando en la mente de los que han flotado en sus sesiones.
A partir del año 2000 comienza a producir sus propios temas en innumerables EPs, muchos de los cuales vieron la luz en los sellos Warm Up y PoleGroup que él mismo dirige. Y la presente década parece que es la de los álbumes (Trolley Route aparte), ya que en tres años ha publicado tres: Grey Fades To Green (2011) y Black Propaganda (2012) en Warm Up y el ejercicio más ambiental Biosfera (2013) en Detroit Underground. El reciente Muscle And Mind coloca a Oscar Mulero, en sólo cuatro años, en una posición tan alta de la escena techno que no está pasando desapercibida más allá de nuestras fronteras y está encontrando la trascendencia que su música y trayectoria merecen.
Oscar Mulero factura en este 2015 su tercer álbum (cuarto contando Biosfera), que publica PoleGroup. Muscle And Mind nos muestra a un artista que ha profundizado en lo más hondo de la música electrónica y ha sabido volver para contarnos esa historia. Su discuso no contiene palabras (a excepción de los títulos que, juntando los de todos sus álbums, resultan en una especie de inquietante índice de algún extraño libro), pero hay historias, significados y sentimientos.
Con máquinas y herramientas digitales Mulero crea y enlaza ritmos cada vez más ricos, melodías que se debaten entre el susurro y mandarte a bailar, todo ello texturizado bajo atmósferas más que evocadoras. Mantiene esa oscuridad y autenticidad que le caracterizan, alternando momentos reposados y contundentes, en una experiencia que sólo tiene sentido con un buen equipo de sonido y dedicando un poco de atención. En Muscle And Mind se condensa el ADN del artista madrileño, a saber, el corazón en el techno Detroit, reminiscencias IDM, soluciones experimentales, drones y capas ambientales.
Músculo y mente, parece ser el mensaje de un Mulero que todavía puede llegar muy lejos con su música.