Por Pau Garcés y Pablo JJ
Si alguien marcaba el ritmo el pasado sábado 5 de octubre en Brighton, fue sin duda la banda británica Asian Dub Foundation (ADF). Con la sala Concorde2 llena de un público entregado desde la primera nota, el grupo londinense repartió su característica mezcla de electrónica, raggajungle, dub y rapcore, marcada tanto por la música tradicional india como por el beatbox.
Esta mezcolanza de estilos nace en el East End de Londres, lugar en el que conviven las comunidades de raíces hindúes y afro-caribeñas de las que provienen los miembros de ADF. Además de los miembros de la banda (Sun-J, Chandrasonic, Pandit-G, Cyber, Aktarv8r, Al Rumjen y Martin Savale), la colaboración de Nathan «Flutebox» Lee, a quien posiblemente recordéis al lado de Beardyman, supuso una nueva vuelta de tuerca melódica al ya de por sí complejo estilo propio de ADF.
Además de alguna improvisación y de la colaboración de Mr. Flutebox, sonaron clásicos como «Fortress Europe» o «Fly Over», así como varios temas de su álbum de 2013, «The signal and the noise», todo ello aderezado con unas líricas puntiagudas y combativas. Siempre críticos con el establishment, sus letras se sumergen en los problemas sociales del país, dando voz a los pobres, los desarraigados, los refugiados y los inmigrantes, entre otros colectivos. Las rimas de Aktar Ahmed, aka Aktarv8r, transmiten un fiel reflejo de la vida cotidiana en los barrios deprimidos de la ciudad más poblada de Europa.
Con sus 13 discos y varios premios nacionales e internacionales, y teniendo en cuenta la entrada y salida de miembros de la banda durante sus más de dieciocho años de trayectoria; ADF sigue siendo capaz de sorprender con sonidos que a veces se acercan más al metal o al tono de un sitar, puro ragga y hasta toques punk.
En cualquier caso, toda una experiencia, extremadamente recomendable para todos aquellos que no van a un concierto a sentarse. Si estás por el norte de Francia este mes, puede que te los encuentres. Y si no, no te preocupes. Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma tendrá que ir a la montaña. Y con lo que se mueven estos chicos, no tardarán mucho.